Mi opinión sobre el aborto y su legalización

Respeto para la madre venezolana (artículo publicado en el vespertino TalCual jul '05)


Se han oído opiniones que pronostican que de aprobarse la despenalización del aborto éste se incrementaría, algo así como predecir que la aceptación de la homosexualidad implicaría una nueva oleada de homosexuales. Suponer que de aprobarse una ley que legalice el aborto, ésta traería como consecuencia una legión de madres haciendo cola para interrumpir su embarazo es presumir que las mujeres parimos porque así nos lo imponen las leyes, y esto es una falta de respeto a la mujer venezolana en su condición de madre.
¡Basta ya de referirse a la mujer como si fuera un sujeto pasivo de las decisiones que otros deben tomar por ella, pobre oligofrénica, que no sabe lo que hace!


De aceptar Asamblea Nacional la presión de la Iglesia Católica, acabando así con la posibilidad de una ley de legalización del aborto pues los curas ya podrán dormir tranquilos. ¡Misión cumplida!
Ciegos y sordos ante nuestra realidad e intolerantes con aquellos que sí están conscientes y preocupados por esa realidad, manipulan , y hasta amenazan con la excomunión, cuando en materia tan delicada no cabe hablar de penalización y mucho menos de los supuestos “beneficios” según algunos - ¡por Dios! – que se le acordarían a la mujer de aprobarse una ley de despenalización del aborto.

El aborto es un componente más dentro del drama social que vive nuestro país y como tal hay que abordarlo. No será ninguna ley punitiva la que acabe con su práctica, que desde siempre ha estado y está instituida en el país. Será con educación y más educación, planificación familiar, robustecimiento de la Familia a través del modelaje (no del “haz como yo digo y no como yo hago”). Pero fundamentalmente, en todo lo que respecta a este tema en particular, hay que: EDUCAR AL HOMBRE.

Son cientos, o tal vez miles, las niñas-madres – entre 11 y 15 años – que cada día se encuentran de pronto con un niño en los brazos (más “niños de la calle”) jugando a ser madres antes de hacerse mujeres; y de las miles, cientos de miles de mujeres que recurren al aborto, practicado sin la más elemental asepsia, y ¡ cuántas mueren!, dejando atrás quién sabe cuantos hijos. Y qué hay de esos niños que día a día llegan a este mundo trayendo en cada célula de su cuerpo la información de que llegaron sin ser deseados. Este drama, que es real, que es nuestro día a día, sí desestabiliza a la familia.


Es tan respetable la posición - terrenal - de los que no están de acuerdo con una ley que legalice el aborto, como la de aquellos que están a favor de su despenalización, LO CUAL NO SIGNIFICA ESTAR A FAVOR DEL ABORTO, COMO TENDENCIOSAMENTE SE HA VENIDO SEÑALANDO, confundiendo así a la opinión pública, y lo que es peor, a los niños y jóvenes de nuestro país, sembrando en ellos más incertidumbre y desconfianza.

Hace unos años, cundo se discutía la posibilidad de llevar el tema a la entonces Asamblea Nacional Constituyente, una empresa encuestadora levantó una muestra sobre la base de estar o no de acuerdo con el aborto, los numeritos podrán reflejar el grado de aceptación o rechazo hacia esta práctica, pero no necesariamente arrojaría los mismos resultados si la pregunta se formulara acerca de si se está o no de acuerdo con una ley que despenalice el aborto.

Las mujeres – y los médicos – sabemos que no existe un método anticonceptivo 100% seguro; así como que no todas las mujeres toleran los que hasta ahora se conocen , por ser perjudiciales a largo plazo unos (fármacos), invasivos otros (dispositivos intrauterinos), y agresivos y traumáticos (ligadura o corte de las trompas), ninguno de los cuales, por cierto, tiene la aprobación de la Iglesia, que sólo acepta el del “ritmo”, que es como hacer el amor con un libreto en la mano, y al ritmo del cual tantas parejas han visto morir su vida sexual y su matrimonio. Y otro método, ciertamente muy efectivo, al que apelan algunos con el mayor cinismo, y que traducido sería: ¡Que la mujer se abstenga!...

En Venezuela - para no hablar de América Latina y el resto del mundo- es en la mujer en quien recae la responsabilidad de protegerse del embarazo – ya de la vasectomía nadie habla – y puesto que el hombre venezolano, al parecer según ciertas encuestas no es muy afecto a usar preservativo, al menos no con su pareja, es la mujer quien perjudica su salud “protegiéndose” con los métodos antes señalados, o bien sufre las consecuencias que van mucho más allá de un embarazo no deseado, y que pueden comprometer seriamente su salud física y emocional.

En estos momentos de cambio, no sigamos mirando para otro lado, tal vez no se nos presente otra oportunidad más propicia para debatir acerca de este tema tan polémico; pero eso sí, no sentemos a Dios a la mesa de discusiones, es con los pies bien puestos sobre la tierra como debemos tomar una decisión que ojalá sea a favor de una ley que despenalice el aborto, no a favor del aborto, que - es necesario insistir - no es lo mismo.

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